Nuestros Fundadores
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"Jesús me atrajo hacia sí, como amigo; me cuidó como Padre; me mostró sus misterios de Amor, experimentables solamente pero no comunicables, y me hizo ver, en lo profundo de mi alma, quién era Él, cuál es su nombre, de qué modo eran las líneas de su rostro. Me llevó por goces enormes, que sólo un Dios puede comunicar... me bajó a los profundos sufrimientos internos y externos, que un hombre jamás desearía padecer y me dijo en el interior de mi pobre alma: 'Ése soy Yo, ¿me quieres seguir?'".
P. Luis Montes sj
El P. Luis Pedro Montes Lenguas sj, nacido en Montevideo (Uruguay) el 11 de junio de 1927, fue instrumento elegido por Dios para comunicar el don de este carisma, cuyas raíces se encuentran en el Espíritu Santo y en la Virgen María, fuentes de todos los carismas en la Iglesia.
En los años posteriores, por complejos motivos y circunstancias, el P. Montes se vio privado de su vida mística. Este corte en su vida espiritual ocasionó en él un profundo sufrimiento: se estableció en su corazón la Cruz de Jesucristo. Este hecho nuclear para su vida espiritual y su dedicación temprana a la predicación de los Ejercicios Espirituales ignacianos, fueron las circunstancias concretas por las cuales se fue forjando el Carisma y especificando lo que más adelante sería nuestro apostolado de Dirección Espiritual
Siervo de Dios
P. Mauricio Jiménez sj
Ya de niño, el P. Montes tenía una particular amistad con Dios. Siendo un joven de 17 años, estudiante jesuita (en Córdoba, Argentina), tuvo experiencias espirituales muy profundas, vivencias en su oración típicamente místicas y contemplativas, discernidas y maduradas en Dirección Espiritual con el Siervo de Dios P. Mauricio Jiménez sj.
Luego de su ordenación sacerdotal (1958), el P. Montes es nombrado Director de la Casa de Ejercicios Espirituales de Montevideo, donde predicó durante muchos años tandas de Ejercicios Espirituales para hombres y mujeres, laicos y religiosos. En esos años de experiencia en la predicación de Ejercicios, el P. Montes comprueba cómo el crecimiento que experimentaba la persona en cuanto conocimiento y maduración espiritual durante su retiro anual, se iba diluyendo y perdiendo con el paso del tiempo. Debido a esto constata la necesidad de continuar acompañando a estas almas, y por ello comienza a entrevistarse con algunos de sus ejercitantes a lo largo del año, luego de la semana de Ejercicios.
Para perfeccionar y mejorar su forma de trabajo con las almas, él continúa estudiando, relacionándose e investigando distintas disciplinas.
Junto al P. Montes comenzó a nuclearse un grupo de personas, al principio integrado solamente por sacerdotes y al que luego se sumaron laicos, quienes continuaron investigando, estudiando y perfeccionando el método de Dirección Espiritual (años 1970-75), y quienes además fueron definiendo su consagración a Dios en esta forma específica de apostolado, constituyendo así los primeros pasos en materia institucional.
El P. Montes y una tanda de ejercitandos en Montevideo
En ese contexto, y en respuesta a las preocupaciones del P. Montes, surge la persona de Ernesto Popelka (1978) –en otros tiempos conocido futbolista uruguayo- quien en su amor radical a Dios y a su padre espiritual, el P. Montes, sintoniza en un todo con él, gracias a lo cual se formaliza definitivamente la Institución Dalmanutá, el 15 de agosto de 1980.
El P. Luis P. Montes sj muere el 31 de diciembre de 1980, en Montevideo, Uruguay.
A partir de ese momento, Ernesto Popelka asume la dirección de la Institución y la conduce a la consolidación, crecimiento y expansión en Uruguay y otros países de América. Desde el año 2001 reside en la fundación de Tijuana, México, desarrollando allí su labor como Director espiritual, y desde donde sigue inspirando con su referencia y testimonio espiritual los caminos de evolución de la Institución.